Las varices son venas hinchadas y agrandadas que suelen aparecer en las piernas y los pies. Pueden ser de color azul o violeta oscuro, y a menudo tienen un aspecto irregular, hinchado o retorcido.
Las mujeres son más propensas a desarrollar varices que los hombres. Esto puede deberse a que las hormonas femeninas relajan las paredes de las venas, lo que puede hacer que las válvulas tengan fugas y las venas se agranden.
Las varices no se consideran un problema médico grave, pero pueden causar molestias y llegar a provocar problemas serios. Pueden causar malestar emocional, ya que algunas personas pueden encontrarlas poco estéticas y sentirse acomplejadas por ellas.
Las varices pueden ser visibles sólo después de que las venas se hayan estirado, pero pueden ir acompañadas de otros síntomas. Los síntomas de las varices son los siguientes:
A veces, las varices pueden provocar complicaciones. Estos pueden incluir:
Las venas sanas mueven la sangre sin problemas hacia el corazón. Una serie de pequeñas válvulas que se abren y se cierran para dejar pasar la sangre impiden que vuelva a salir. Las varices se desarrollan cuando las pequeñas válvulas del interior de las venas dejan de funcionar correctamente. La sangre fluye entonces hacia atrás y se acumula en la vena. La presión sanguínea aumenta en la vena, haciendo que se estire, se hinche y se ensanche.
Los expertos no conocen la causa exacta de las varices, pero ciertos factores pueden provocar o aumentar el riesgo de desarrollarlas. Estos incluyen:
Existen varios tipos de varices, como por ejemplo:
Venas varicosas en el tronco: Están cerca de la superficie de la piel y son gruesas y nudosas, suelen ser largas y pueden tener un aspecto desagradable.
Varices reticulares: Son rojas y a veces están agrupadas en red.
Varices telangiectásicas: También conocidas como venas en hilo o arañas vasculares, son pequeñas formaciones de venas azules o rojas que a veces aparecen en la cara o las piernas; son inofensivas y, a diferencia de las varices del tronco, no se extienden por debajo de la superficie de la piel.
La mayoría de las veces, las varices no son graves y no requieren tratamiento. Sin embargo, existen algunos tratamientos para las varices:
La escleroterapia es un tratamiento habitual para las varices. Los médicos inyectan una solución salina u otra sustancia en la vena. La sangre dejará de fluir por la vena y las otras venas lo compensarán.
La ablación térmica utiliza láser o energía mediante radiofrecuencia. Se introduce una pequeña fibra en la vena a través de un catéter y se utiliza energía láser o de radiofrecuencia.
La extirpación venosa es un procedimiento quirúrgico para eliminar las varices.
Se trata de un método más reciente en el que se inyecta un tipo especial de pegamento en las venas. El pegamento cierra la vena e impide que la sangre fluya a través de ella, lo que puede suponer una mejora de los síntomas.
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